viernes, 5 de diciembre de 2008

Meta-fixing me

Escrito hace bastante tiempo (antes de acabar la universidad)


Es domingo. Estoy en frente del tamal que mi tía me ha servido, el chocolate está caliente y tiene una nata gruesa encima que impide que el humo salga y el chocolate se enfríe. Empiezo entonces a pensar en los eventos de la noche anterior y decido que definitivamente dan para la realización de un texto metaficcional. Abro el tamal. También está caliente, pero el pan tajado que mi tía me ha servido, permite que no me queme. Arte es hambre, decía Fonseca (Rubem)...entonces las anoréxicas quizá sean artistas...

Por cierto que hacía mucho no tenía conversaciones inteligentes...es decir, todas las conversaciones son inteligentes, pero la cuestión en este caso es de intelectualidad más bien. Sigo escarbando el tamal. Ummm tal vez sería mejor no ser artista...es decir, de todos los placeres, la gula es la que parece ser menos pecadora...porque la lujuria la hemos convertido en un pecado...Uy!!! Me quemé! Pero bueno, íbamos en la conversación del viernes con Burgos e iba diciendo que hacía mucho tiempo no tenía una conversación intelectual. Me encantan las conversaciones en las que uno aprende algo nuevo...eso si, siempre cuando ese algo sea explicado en términos informales y no con el ego que caracteriza a los intelectualoides mediocres. Así pues -y creo que eso suena a profesor de universidad o a misa de nueve- Félix introduce el término “metaficción”. Y no es que lo introduzca porque él se lo haya inventado precisamente- sino porque se lo explicó a quien no lo conocía.

Me dice: “es que la metaficción exige algo más del lector...la novela se resuelve en tres páginas pero el man mete su propia carreta...osea, las tesis de grado de nosotros son metaficcionales”- apunte bastante adecuado para la ocasión teniendo en cuenta que yo estaba al frente de un computador tratando de corregir cuanta cosa podía de mi monografía - y cuando por fin la envié, pensé en que uno mismo se impone las cadenas del sufrimiento...pero tal vez haya una razón para todo esto – razón que hasta el momento ignoro- pero que me llevó al punto donde comencé la historia: el domingo por la mañana pensando en los eventos del sábado por la noche: Yo? de nuevo en un sitio de rumba, la gente? Diferente, el lugar? Distinto. La música? Muy Muy buena. El resultado? Toda la noche de pie. Y en medio de la noche? Saben qué pasó en medio de la noche???

Si quieren saberlo denle forward y verán lo que pasa.

Pues nada. ¿Qué iba a pasar?

Jajajaja

que me estoy burlando del lector – Descarda...pero inocentemente.

Me estoy burlando de que siempre esperamos que hubiese ocurrido un cuento de hadas, o que mágicamente pulsaramos “send” y llegara la respuesta de quién vio nuestro perfil en el facebook. Y precisamente de eso se trata todo este putrefacto texto que estoy escribiendo un lunes por la mañana...de lo cíclico.

Y nada pasó ese sábado en la noche porque casi todas las mujeres esperamos que siempre algo maravilloso ocurra...y las mujeres como yo, siempre estamos pensando en qué momento llegará el momento menos pensado. Y de eso pueden dar fé los que me conocen bien: si en el diccionario hubieran fotos, la palabra planeación tendría la mia, claro que no precisamente en bikini.

Entonces me pregunté: ¿cuáles son las razones para que no haya interés en conocer a ninguna de las personas que aquí se encuentran? ¿estoy acaso predispuesta a que ninguno de ellos me va a aportar nada? AH! UN PEDAZO DE HUEVO EN EL TAMAAAAAL GRRRR! Y LO PEOR ES QUE NO PUEDO DECIR NADA PORQUE ESTOY EN CASA AJENA...¡claro! ¡Eso es! Es un problema de intelecto...versus predispocición clarística. Es un problema metadramático! Y esta vez, espero ser yo la que me haya inventado el término y esté presentándolo a ustedes en este momento: “El metadrama es aquella facultad de la mujer -y de algunos hombres- de hacer un viaje interior al fondo de su drama y descubrir ahí las razones por las cuales hace frecuentemente preguntas como 'me pidió el teléfono pero ¿por qué no me llama?' o 'ya tiene novia y no puedo decirle nada porque no soy nada de él!' (expresiones basadas en la vida real). He ahí como en la novela personal de Clara, la percepción metadramática de la vida es fundamental: sin drama, no hay vida y no hay drama sin vida.” Waaash! ¡Qué teoría! Después de esto me pueden dar el doctorado Honoris Causa en Harvard...y creo que no me pondría brava ;)

Ese sábado, entonces, pensé en que su evolución intelectual, la mujer ha subido sus estándares con respecto a lo que quiere, o mejor, a quien quiere. Ya no nos conformamos...siempre vamos más allá. Caso contrario a la mayoría de los hombres (y ahora no me vengan con el discurso de que los odio porque la verdad es que los amo...y si creen que soy feminista, busquen feminismo en google y probablemente encuentren que muchos hombres heterosexuales también lo son y que muchas PERSONAS comunes y corrientes también lo son) ah si...la mujer ha subido sus estándares y los hombres los han bajado: me encuentro hace unos días con un fulano y digo para mis adentros: esa es la novia???? uy cambió a la anterior (que tampoco es santa de mi devoción) por esta??? UUUY una de dos: o se enamoró el hombre, o consiguió lo primero que encontró (y que dio papaya)... contrario a las viejas! Nunca verás a una vieja retroceder...o por lo menos no a las que valen la pena: el siguiente siempre superará al anterior, aunque sea en algunos centímetros (de estatura)...nos demoraremos más, pero por obvias razones, conseguiremos un mejor...especimen? Waashh ahora si sonó como si los odiara. Y no. LOS AMOOOOOO...pero al parecer en pleno siglo XXI seguimos basándonos en casi los mismos aspectos para escoger pareja que en la época de las cavernas...Listo me acabé el tamal...y ahora que he planeado maquiavélicamente mi plan, voy a llevar los platos a la cocina junto con las hojas del tamal en las que el pedazo de huevo quedó envuelto buajajá...y las depositaré en la basura.

Un Sábado más. Un sábado metadramático...o debo decir: un sábado previo a un domingo metadramático. Entonces viene el momento importante de la historia, el momento crucial del sábado. Le he dicho a quien me acompañaba que íbamos a pasarla de maravilla...y en mitad de la noche ¿saben qué pasó? ...PUES NADA. Simple diversión. Cero drama. ¡CERO DRAMA! ¿Cómo así? Sin drama no se puede. Entonces tomé el drama de mi acompañante y lo volví añicos diciéndole: “nena, mira que te levantaste algo mejor esta noche (e internacional lero lero)” en cambio tu otro levante de la noche terminó rumbiandose con otra muchacha mucho más feita que tu y mirando ardido cuando el argentino te coqueteó. Y si. Yo también estaba ahí, oyendo lo que el otro argentino me preguntaba...pero como no había drama, no era significativo para mi. Es decir, necesitaba que hiciera algo que me demostrara lo interesante que era...que se pusiera en un lugar inalcanzable...pero mi problema era que ya sentía que era tan normal que, si bien me hubiera gustado seguir en contacto con él, no me afectó cuando se fue...En el caso de mi acompañante, lo que siguió fue la cara de lástima...el drama se había ido y no había dejado huella.

Los dramas significativos, osea aquellos que nos marcan, implican un crecimiento personal. Implican, para las mujeres, no volver al punto de partida, sino levantar la cabeza y mirar al pasado con satisfacción...con la satisfacción de haber superado esa primera etapa y buscar a alguien por el que valga la pena pasar un nuevo drama. No sé cómo será en los hombres esa etapa mental, pero me atrevería a pensar, viendo la evidencia, que ellos involucionan, por el temor a quedarse solos.

Sin embargo, incluso si el drama contribuye a la resolución EXITOSO del conflicto en la novela, (en la novela de la vida, quiero decir) creo que mi experiencia metadramática contribuyó a un plan único y mordaz en el que la beneficiada fuera yo...pero el problema radicó en que, al pararme frente a la caneca de la basura y empujar las hojas del tamal con el tenedor, el huevo cayó justo a los pies de mi tía.

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