Manuel* y yo trabajamos juntos. De hecho, hemos trabajado dos veces juntos. Y casi que hasta esta mañana me percaté de que existe. Manuel pertenece a ese gremio de hombres anónimos que, a diferencia del resto de mortales, no tiene una camisa favorita ni es fácil saber en qué piensa. Manuel es poco predecible. Es más bien reservado y dudo que haya tenido novia en los últimos...¿veinte? años.
Bueno, eso no es raro. En filología ahora la moda es tener novio...o, lo que es mejor, pasar de agache.
Hoy, al saludarme, me di cuenta de que realmente no todos los hombres son iguales. Y NO, NO ME GUSTA MANUEL, simplemente sentí que el conocimiento de la humanidad pasaba ante mis ojos esta tarde cuando venía en el bus y llegué a la siguiente conclusión: (Repito) No todos los hombres son iguales. También los hay del tipo Clara Valderrama. (Ojo, no del tipo QUE LE GUSTA, a Clara Valderrama) sino del tipo de hombre que SERÍA Clara si fuese hombre.
Estoy segura de que yo sería un tipo como Manuel. Un tipo que, evidentemente, no venía con el chip para hablarle a las mujeres bonitas, un tipo que se esconde detrás de unas gafas y que no está dispuesto a mostrar lo que tiene en la cabeza.
"Hola Manu!" - le dije.
(dos segundos después) "Hola"
Luego entramos a trabajar. La mañana estaba fría, me había desayunado con un yogur y el reproductor de música había muerto por razones que desconozco. Acto seguido, me senté en el computador y él supongo que haría lo mismo. De ahí para allá mi mente estaba en el computador y en otra persona. Al rato llegó Zamudio.
- "Mk, si un compu se prende y se apaga y se prende y se apaga...¿qué es lo que pasa?"
-"Está dañado"
Algo se desconectó en ese momento, porque creo que desde ahí me la he pasado con cara de funeral. ¡Y no es para menos! ¡Es mi bebé el que se murió! ¡Mi bebé de tan solo (Sep, Oct, Nov, Dic, Ene, Feb, Mar, Abr) 8 meses de nacido!
Luego vino mi jefe.
Mi jefe es lo más bonito que tiene esa oficina.
Bonito no de atractivo, claro está. Bonito de tierno. Bonito de papá.
Mi jefe es un señor como de 50 años que más bien parece el tio de los consejos. Es un tipo que te regaña con la sonrisa de oreja a oreja. Mejor dicho, ¡es que ni eso! ¡Jamás lo he visto regañar a alguien! Siempre tiene una actitud conciliadora...¡es como si no tuviera esposa regañona! jajajajajaja o como si se hubiera casado con Mamá Noel y la señora le diera leche y galletas todas las noches.
En fin. Vino mi jefe y nos dijo que se ha avanzado bastante, lo cual no esperaba. Es como si mi mente estuviera predispuesta al regaño y no a la felicitación. Como si fuera una niñita que ha hecho una travesura y se sintiera siempre a punto de ser descubierta.
Ah...al rato llegó Ale. Procuré no tocarle el tema de la semana porque sé que me va a dar opiniones que valoro pero que me duelen. Nunca me había pasado eso antes. Debe ser que estoy "sensible-pendeja" otra vez. Pensé en la frase de la semana: "No hay nada que perder"
Luego me devolví al momento en el que me bajé del bus antes de saludar a Manuel. A cuando el señor en la calle me miró a los ojos y me dijo algo que no me gustó. Maldije las faldas. "Debí haberme devuelto y decirle: Señor: Insulta la belleza, no a mi". Definitivamente no entiendo por qué creen algunos que uno se siente halagado con sus comentarios. Lo bello está hecho para ser admirado en silencio. Uno tiene derecho a ver lo bello, a escucharlo, a escribir, a pintar, a componer sobre lo bello, pero ¿qué clase de persona le hablaría a una estatua? (No contesten con la historia griega de Galatea, además porque esa historia tiene que ver con mi oscuro pasado)
EN FIN.
Vamos a ver cuántos retratos de seres anónimos me salen. ¿A cuántos Manueles conoce ud?
*El nombre ha sido cambiado para proteger la identidad del individuo. Aunque, a decir verdad, no está en mis contactos.
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